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Tartessos: la civilización perdida

Tartessos la civilización perdida

El pasado 19 de diciembre National Geographic estrenó el documental: «Tartessos: la civilización perdida» que intenta desvelar los misterios de la primera civilización del Mediterráneo occidental. El origen de la civilización perdida de Tartessos ha sido motivo de numerosas hipótesis entre las que destaca la posibilidad de que fuera la Atlántida perdida de Platón.

Tartessos la civilización perdida

Tartessos la civilización perdida de la península ibérica

La civilización tartesia se sitúa en el parte sur de la península ibérica y se desarrolló entre los siglos XII y V a.de C. Estuvo en contacto con fenicios y griegos. Por lo tanto acercó a los pueblos ibéricos la tecnología, productos e incluso animales que eran desconocidos transformando su modo de vida.

En el Antiguo Testamento se hace referencia en el siglo X a.de C. a que las naves del rey Salomón regresaban a Israel cada 3 años cargadas de oro, plata y marfil de un lejano y misterioso lugar al que denominaban Tarsis. Todas estas referencias están documentando las relaciones comerciales que se establecieron entre Israel y la península Ibérica.  Los historiadores tienen muy claro que estas relaciones comerciales son con Tartessos, el reino situado más allá de la columnas de Hércules (estrecho de Gibraltar), en la zona del bajo Guadalquivir en las que regía el mítico rey Argantonio.

Desde sus primeras menciones, el aura misteriosa y enigmática ha rodeado a Tartessos. Tanto viajeros, como filólogos y arqueólogos no han cejado en su empeño en la búsqueda de restos de esta civilización perdida que floreció entre los años 1000 y 5000 a.de C. Su desaparición posterior y el olvido en el que cayó ha durado hasta nuestros días en los que se ha convertido en centro de numerosas conjeturas e incertidumbres.

Orígenes de Tartessos y su ubicación

Debido a los orígenes confusos de esta civilización, su debate acerca de si debe considerarse una cultura autóctona o una cultura derivada del contacto con otros pueblos sigue vigente. Lo que sí es evidente es la transformación experimentada en el modo de vida de los habitantes del curso del bajo Guadalquivir antes y después del siglo IX a.de C. Es decir justo en el momento en que entraron en contactos con los fenicios y griegos establecidos en esa zona de la península ibérica.

Anteriormente a esos contactos las poblaciones de ese entorno eran grupos reducidos que vivían en poblados de pequeñas dimensiones y de construcción básica. La economía era muy simple (agricultura, recolección, ganadería y pesca). Además no había especialización de tareas ni jerarquía social. Aunque las tierras en las que habitaban eran de gran riqueza en oro y plata, metales muy codiciados por griegos y fenicios. Por lo tanto la extracción de metales y el comercio de estos recursos fue el detonante de la transformación de Tartessos en una cultura urbana.

Primeras investigaciones arqueológicas

La primera investigación arqueológica conocida se produce en el siglo XIX. George Bonsor, pintor anglofrancés quedó fascinado por el paisaje andaluz y desde la década de 1880 cambió la pintura por la arqueología. Sin experiencia en excavaciones, pero repleto de ilusión, Bonsor recuperó un conjunto de piezas tartesias en diferentes necrópolis sevillanas. Como por ejemplo las de Cruz del Negro, Carmona, Setefilla y cerro del Trigo.

Posterior a Bonsor tenemos al alemán Adolf Schulten, gran impulsor de los yacimientos de Numancia. Schulten siguió el ejemplo de su compatriota Schliemann (desenterró Troya gracias a su Fe en las fuentes clásicas). La intención de Schulten era demostrar que Tartessos existió en las Marismas del Coto de Doñana y se puso manos a la obra con la ayuda de Bonsor.

Sin embargo fracasó en su aventura y lo único que pudo encontrar fueron unas ruinas de la época romana en el llamado Cerro del trigo. Su fracaso no impidió que su contribución fuera muy importante. En 1924 publica «Tartessos«, obra que sirvió para ordenar todos los conocimientos que se tenía sobre la civilización perdida del río Guadalquivir. El libro se convirtió en una referencia y el punto de partida para investigaciones posteriores.

Descubrimiento del Tesoro del Carambolo

Las referencias a Tarsis la definen como una civilización de alma metalúrgica. Argantonio rey tartesio por antonomasia lleva la plata (Arg…) en su propio nombre. El mito y leyenda empezó a ser una certeza arqueológica el 30 de septiembre del año 1958. Ese día una cuadrilla de obreros que trabajaban en la Real Sociedad de Tiro al Pichón (Club de cazadores de Sevilla) en la localidad de Camas hacen un gran descubrimiento. Los obreros encuentran un recipiente de barro que en su interior tenia 16 placas, 2 brazaletes, 2 pectorales y un collar. Todas las piezas eran de oro macizo y su peso de casi 3 kilos. Tras su posterior análisis el arqueólogo Juan de Mata Carriazo afirmó que era un auténtico tesoro digno del Rey Argantonio.

El hallazgo del tesoro tuvo lugar en un cerro denominado El Carambolo. Este nombre se convirtió en la cabecera de la cultura tartesia y De Mata en el gran padrino del descubrimiento. Las excavaciones duraron más de 3 años y se encontraron infinidad de evidencias de la Tartessos tangible, demostrando que la civilización perdida del Mediterránea no fue una invención de los historiadores de la Antigüedad.

De esta manera los investigadores pudieron dar forma a un mapa de la civilización tartesia que se extendía por la mitad sur de la Península ibérica. Diferentes yacimientos quedaban asociados con Tartessos:

  • Huelva: La Joya y Cabezo de San Pedro
  • Sevilla: El Gandul y Carmona
  • Córdoba: La Colina de los Quemados.
  • Badajoz: Medellín y Cancho Roano
  • Portugal: Alcácer do Sal

Además debemos incluir en este mapa la localidad gaditana de Mesas de Asta (Asta Regia romana). Manuel Bendala llevó a cabo una serie de investigaciones que consideraban que alguna jerarquía tartesia llegó a dominar esas tierras antes que la invasión romana le pusiera su nombre.

¿Cultura tartésica o fenicia?

A partir de aquí se abre el debate alrededor de la cultura tartesia y su relación con la fenicia. Posterior al siglo VIII a.de C. comerciantes fenicios empezaron a fundar ciudades y factorías en la zona sur peninsular. Sobre todo en las provincias de Málaga, Granada, Cádiz, Almería e incluso Alicante. Territorios que por su proximidad con el área tartesia nos confirman que los fenicios mantuvieron todo tipo de contactos, tanto a nivel económico como artístico y cultura. Sin embargo, en el tesoro del Carambolo, solo se observan rasgos tartesios. Por ejemplo el altar con forma de piel de toro dentro del recinto sagrado, al igual que los pectorales encontrados en el mismo lugar. Ningún altar fenicio de la península ibérica tiene rasgos similares al del Carambolo.

También otros altares tartesios tienen idénticos rasgos a los del Carambolo. Por ejemplo los de Cancho Roano (Zalamea de la Serena, Badajoz) y Cerro de San Juan (Coria del Río, Sevilla).

Otros altares del área tartesia tienen la misma forma que el hallado en el Carambolo. Por ejemplo los de Cancho Roano (Zalamea de la Serena, Badajoz) y Cerro de San Juan (Coria del Río, Sevilla). Siempre se ha pensado que los asentamientos de estas dos áreas permanecieron independientes uno del otro, a pesar de su proximidad y las relaciones que se establecieron entre ambos. El epicentro tartesio siempre se ha ubicado generalmente fuera de la costa. En cambio a la cultura fenicia se la asocia con el litoral andaluz y alicantino.

Fusión de Tartessos con fenicia

En la actualidad algunos estudiosos han planteado la fusión cultural entre tartesios y fenicios. Siendo muy difícil en algunos aspectos que elementos pertenecen a cada cultura.

Álvaro Fernández Flores y Araceli Rodríguez Azoque (arqueólogos sevillanos) excavaron entre 2002 y 2005 en el yacimiento de El Carambolo. Estas investigaciones ampliaran el trabajo que De Mata Carriazo realizó años atrás. Ambos arqueólogos opinan que el asentamiento de el Carambolo no sería un población indígena, sino un santuario fenicio dedicado a la diosa Astarté. Teoría que reduce a la mínima expresión a Tartessos y lo convierte en un mito legendario. Incluso han llegado a afirmar que el la expansión colonial fenicia llego a alcanzar a Extremadura. Incluso algunos objetos considerados tartesios (como el citado de El Carambolo) son los rasgos característicos de un pueblo semita que se asentó en Cádiz en el siglo X a.de C. Este pueblo se diseminaría posteriormente por la costa y el interior de la península ibérica. De esta manera, El Carambolo sería un santuario fenicio fusionado con la cultura local.

Tartessos y la Atlántida

El interés por la civilización de Tartessos se remonta a la Antigüedad. Diferentes historiadores y viajeros de Grecia de los siglos VI al IV a.de C. hicieron alusiones a la civilización de Tartessos. Entre los mismos destacamos a Hecateo de Mileto, Heródoto y Avieno. Éste último en su «Ora marítima» describía un río que llamaba Tartessos y que rodeaba la isla en la que se ubicaba la ciudad también con el nombre de Tartessos. Eforo, otro autor de la época se refería a Tartessos como «un mercado muy próspero, la llamada Tartessos, ciudad ilustre, regada por un río que lleva gran cantidad de estaño, oro y cobre de Céltica«.

Como hemos dicho anteriormente, en el Antiguo Testamento de la Biblia se hace referencia a las naves que el Rey Salomón enviaba a Tarsis (Tartessos), volviendo cargadas de metales preciosos e infinidad de productos exóticos.

La referencia más enigmática e intrigante es la de la Atlántida a la que cantaba Platón en sus diálogos (sobre todo el Timeo) y que muchos identificaron con Tartessos. Platón describía la Atlántida como una gran isla, más allá de la columnas de Heracles, rica en recursos minerales y en fauna animal.

Además arqueólogos contemporáneos están convencidos de haber hallado restos de la Atlántida en Tartessos. No existe certeza alguna, solo conjeturas, especulaciones y fabulaciones en todas y cada una de las tesis. Por ejemplo la del francés Jacques Collina-Girard que en 2001 situó a la Atlántida en la isla Espartel (entre Cádiz y Tánger). También los avistamientos del alemán Rainer Kuehne que en el año 2004 confirmó haber localizado con imágenes aéreas los restos del templo de plata consagrado a Poseidón y el templo dorado levantado en honor a Cleito en la Marisma de Hinojos (Cádiz).

Finalmente destacar que el primer autor que precisó mucho más la localización de Tartessos fue el filólogo andaluz Antonio de Nebrija (responsable de la primera gramática castellana). Nebrija en el año 1492 identificó la civilización perdida de Tartessos con el río Betis (Guadalquivir) y con todos los paisajes marinos formados por el río en su desembocadura. Aunque las conjeturas de Antonio de Nebrija no contaban con ningún tipo de respaldo arqueológico.

Fin de Tartessos

Tartessos desaparece en su momento de mayor apogeo, a finales del siglo VI a.de C. Esta época pertenece al reinado de Argantonio y coincide con 2 hechos históricos de gran importancia de la historia del Mediterráneo:

  • Conquista de Babilonia de las ciudades fenicias (principios del siglo VI a.de C.)
  • En el año 535 a.de C. los griegos (aliados de los Tartesios) son derrotados por una alianza de cartagineses y etruscos en el mar que separa Córcega y Cerdeña.

Debido a estos 2 hechos, las colonia fenicias y griegas del Mediterráneo quedan aisladas de sus grandes metrópolis. A partir de estas fechas referidas las noticias sobre la historia civilización tarsia quedan mezcladas con leyendas como la del mito de Hércules que viaja a esas tierras para cumplir el décimo de sus trabajos (matar al gigante Gerión).

Hércules fue el que dio nombre al lugar que limitaba el extremo sus de los dominio de Tartessos: Las Columnas de Hércules, las 2 elevaciones que marcan el extremo occidental del Mediterráneo. Es decir el Peñón de Gibraltar y el monte Musa en el continente africano.

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